31 marzo 2008

PRESENTACIÓN DEL LIBRO MUNDO GÓTICO

Para los que no lo vieron en directo, me encuentran en YouTube

Hablar en público no es fácil, me imaginaba, y si bien tengo experiencia en radio y la práctica docente ya me templó para esto, estaba bastante entusiasmado/inquieto con el lugar que gentilmente me dieron en la presentación de “Mundo Gótico”. Por haber realizado el capítulo dedicado a la música, César Fuentes Rodríguez me ofreció un espacio de cinco minutos en el festival de cultura gótica Gargoland, donde se dio a conocer en sociedad al libro de su autoría, que hace poco tuvo edición nacional luego de ser lanzado originalmente en España.

Estaba algo intrigado ante la situación unos días antes, ya que es muy distinto a hablar al micrófono de una radio, donde la intimidad del estudio disimula el hecho de que puede haber un millar de personas atentos a las palabras de uno. Aunque el único miedo era presentarme ante un auditorio vacío, por lo que fue un alivio el que hubiera una respetable cantidad de personas a pesar de ser el primer evento, a una hora temprana y con una tormenta desatándose en la ciudad. Había calculado que hablaría sentado, por lo que podría usar de forma disimulada un ayuda memoria que preparé para no extenderme en mi tiempo. Pero me encontré con que tenía que “pasar al frente”, y ante la duda hice uso del machete, por más que se hacía incómodo en esa posición. Sergio Marchi, experimentado periodista musical, ofició de presentador, y me reconfortó al asegurarme que había salido bien lo mío. Juzguen ustedes mismos, aquí van los links (yo aparezco en el del medio), donde también pueden disfrutar de la amena charla de César.

Mundo Gotico 1/3 http://www.youtube.com/watch?v=nZDR6vwQ9IU

Mundo Gotico 2/3 http://www.youtube.com/watch?v=Nwd_GMTl_wg

Mundo Gotico 3/2 http://www.youtube.com/watch?v=C-QAw_ekpYQ

De paso les comento que recientemente salió el último número de la revista Rock Brigade, de cuya versión en castellano me encargué durante más de cuatro años. Viene con un amplio retraso, no me culpen si las secciones de noticias y de comentario de discos y shows ya perdieron interés y actualidad. Siempre tuvo sus dificultades llevarla adelante, y desde hace un tiempo que dejé de asignarle prioridad al enorme esfuerzo que significaba preparar todo el contenido de los textos. Junto con Andrea, la diseñadora, prácticamente éramos las dos únicas personas a cargo. No soy responsable de que deje de salir, aunque ya había considerado la decisión de bajarme de tal empresa.

Mientras tanto sigo contribuyendo en Maelström, y ya aparecieron notas mías en Requiem, el principal medio con la cual voy a colaborar de aquí en más. De esta manera vuelvo a trabajar con César, así como comparto la columna de staff con viejos conocidos de los entrañables días de Epopeya y Editorial Llamoso: Astro, Javier Izurieta, Blackie, Martín Brunás, Roxana y Paola. También en estos días sale una nueva edición, les paso más links para que estén al tanto.

http://www.requiemweb.com.ar/

http://descent-into-the-maelstrom.com/

Ya tienen bastante para leer de lo que escribo, sé que hay gente que se interesa mucho por este material y se toma la molestia de conseguirlo y leerlo. Les recomiendo el libro de César, no tanto por mi aporte, sino por todo lo que pueden aprender de la cultura gótica y afines.

Un gran saludo en esta ocasión para mis amigos de Aries. Es un signo con el que tengo una relación muy especial, y a pesar de que se hace difícil verlos, Estela, Laura y Javier saben que siempre me acuerdo de ellos; y sé que ellos me tienen en cuenta.

Exequiel

31 enero 2008

DE VIAJE POR LA PROVINCIA QUE UNA VEZ ARDIÓ

Azúcar amargo y un jardín con espinas en Tucumán

Se la conoce como el “Jardín de la República”, y bien merecido tiene el mote si nos adentramos en sus paisajes. Todo aquél que pase por la ciudad de San Miguel de Tucumán tiene una pasada obligada por la “Casa de Tucumán”, ya que inmediatamente se vincula el nombre de la provincia con los hechos de 1816. Y en sus monumentos y paseos uno encuentra constantes referencias a políticos y militares de gran peso en la historia nacional, tal el caso de Alberdi, Avellaneda y Roca. Aunque en esas mismas plazas y estatuas pareciera que la historia tucumana apenas alcanza a arañar el siglo XX. Lola Mora, solitaria, se escapa a la celebración decimonónica (si bien en el siglo XIX transcurrió su creativa juventud). Tucumán es presentada dentro de la vitrina de una sala colonial, que se adentra en la década revolucionaria, nos señalan el sitio donde fue expuesta la cabeza de Marco Avellaneda, pero se soslaya la rica e intensa historia del siglo pasado. ¿Qué se está obviando de lo ocurrido hace poco más de tres décadas?

A fines de la década de 1960 tuvo lugar la experiencia artística-política conocida como “Tucumán arde”. En ese momento crucial de la historia universal donde los movimientos estudiantiles arrasaban las principales ciudades con consignas anti-sistema (el Mayo francés, la Masacre de México), estaba claro que los sectores de vanguardia debían no sólo interpretar la realidad, sino intervenir en ella. En Argentina, la inserción de los artistas en una “cultura de la subversión” implicó la denuncia de la verdadera situación de la provincia, que sufría el programa dirigido por el gobierno militar de Onganía denominado “Operativo Tucumán”, donde se presentaba como “modernización” a un sistemático cierre de pequeños ingenios azucareros (la principal actividad económica) en contubernio con capitalistas extranjeros. De manera ingeniosa se anticipó la muestra empapelando Rosario y Santa Fe con carteles con la palabra “TUCUMÁN”, y días antes del comienzo, se agregó “ARDE”. En noviembre de 1968 en la sede de la CGT de los Argentinos (la combativa central obrera liderada por Raymundo Ongaro) de Rosario, se inauguró este movilizador proyecto que dio a conocer el empobrecimiento de Tucumán y la paupérrima situación de los trabajadores, señalando a sus responsables. Cada cierto lapso de tiempo se cortaban las luces simbolizando la muerte de un niño tucumano, y se servía café amargo entre los asistentes en alusión a la crisis de la producción azucarera en esa región. Los medios oficiales, a los cuales se desmintió con la información recogida para la muestra, mientras tanto seguían mostrando una publicidad en la que aparecía una hermosa joven morena con el epígrafe "Esta chica tiene azúcar". “Visite Tucumán, jardín de la miseria”, era en cambio una de las consignas de Tucumán Arde. Cuando se intentó realizar esta misma experiencia en Buenos Aires, apenas duró unas horas, tras ser clausurada por el régimen dictatorial.

El arte no sólo había salido del marco institucional del museo, sino que los artistas involucrados concluyeron que las acciones colectivas y violentas de la creciente movilización popular (en mayo de 1969 tendría lugar el Cordobazo), eran el lugar de la lucha política.

La larga tradición de huelgas y movimientos obreros y sociales en Tucumán, llevó a que fuera la provincia elegida para poner en práctica los métodos represivos que a nivel nacional implantaría el siguiente gobierno de facto. Con la excusa de “aniquilar” a la guerrilla que se había instalado en el monte tucumano, bajo el gobierno constitucional de María Estela Martinez de Perón se implementó el Operativo Independencia. En él se le dio al ejército la total autonomía para desarrollar las acciones, y en conjunción con la gendarmería y las policías federales y provinciales, se militarizó el territorio de la provincia más chica de Argentina con miles de efectivos, que se dedicaron a reprimir a los sectores populares, instaurando métodos tristemente conocidos en nuestro país: la instalación de campos de concentración, secuestro y tortura de personas, asesinatos selectivos por militares y grupos paramilitares que ya habían sido entrenados bajo el accionar de la Triple A. Su principal objetivo no fue la organización político militar PRT-ERP (que ocupaba un sector cuyo superficie no justificaba tal movilización), sino obreros cañeros, estudiantes, profesores y activistas sindicales. Se fraguaron decenas de combates con cadáveres de jóvenes que habían sido detenidos varios días antes, torturados y asesinados. La inmensa mayoría de los operativos se llevaron a cabo de noche, en zonas liberadas donde actuaron decenas de hombres armados y encapuchados, con las luces del alumbrado público cortadas. La guerrilla fue derrotada, aunque en realidad, los militares encargados del operativo (Acdel Vilas y luego Antonio Domingo Bussi) se sintieron satisfechos al realizar una eficiente represión de las bases de los movimientos sociales y de las agrupaciones político-militares. Para ello no escatimaron en violencia y sadismo.

Referencias a todo esto es difícil encontrar en una visita turística a Tucumán. Tan sólo pasé por el camino que bordea el jardín de la memoria realizado por la Universidad Nacional de Tucumán (que tuvo un altísimo porcentaje de víctimas en estos hechos), ante el cual el guía se limitó escuetamente a comentar que fue hecho en recuerdo de “lo que había pasado durante la dictadura”. Afortunadamente una gran cantidad de personas se encuentra estudiando y denunciando lo sucedido en el Operativo Independencia, como el Grupo de Investigación sobre el Genocidio en Tucumán, y una Comisión Bicameral investigó estas violaciones a los derechos humanos. Aunque para los museos y muestras que visité, en Tucumán poco hubo luego de una plácida siesta colonial y lo que vino luego en el siglo XIX. Tengamos en cuenta que no hace tantos años fue elegido de forma democrática Bussi como gobernador, conocido también como “el loco jardinero”, por su obsesión por las flores, además de la de arrasar contra todo aquello que estuviera en contra de los valores “nacionales” y “cristianos y occidentales”. En realidad, ayudó a implantar el neoliberalismo a sangre y fuego, y abultó su cuenta secreta en Suiza con los fondos de los sectores acomodados tucumanos a quienes salvó de la “subversión”.

Planeaba contar más de mis últimas vacaciones, pero no pude resistirme a esta reflexión. Como siempre que voy hacia el Norte argentino, me encontré con una buena predisposición casi inexistente en Buenos Aires, comí empanadas, tamales y humitas hasta el hartazgo, me llené la vista de verdes cerros (la ruta a Tafí del Valle es una vertiginosa serpiente), casi me arrastra la crecida de un río, y me asombré con vacas que escalaban un cerro de una forma que no me imaginaba. Un gran gracias a quien me brindó toda su generosidad (sabés quien sos) y me apena por quien no me encontró a pesar de haberme hallado (vos sabés qué es lo que no querés ser). Planeo volver en algún momento, me queda mucho para conocer de su gente, su historia reciente y todas esas cosas que no se difunden cuando se habla de este hermoso jardín.

Exequiel