04 agosto 2006

ANTES ERAS GUERRILLERO, AHORA SOS BILARDISTA

Por las sendas argentinas una vez marchó el ERP

En la película “El Asadito”, un grupo de amigos se reúnen la noche del 30 de diciembre de 1999, a modo de adelanto de ese festejo de fin de año tan especial. Todos mayores de 40 años, la mayoría de ellos llevaban años sin verse, y los recuerdos que compartían desde hacía ya varias décadas dan forma a una narración de aires cotidianos, filmada con una técnica totalmente despojada de pretensiones. Desde las historietas de comic a romances decisivos, la charla aparentemente vanal acaba reflejando buena parte de las vivencias de todo un país desde la década del ´60. Ese grupo de personas, entre otras revelaciones, desnuda el viraje político, gradual pero claro, desde una generación que creyó y actuó para lograr un cambio radical, a un momento donde las inquietudes de esa misma generación no parecen ser tan pretenciosas.

“Gordo, ¿te acordás cuando Santucho iba a comer asado a tu casa?”, es la pregunta que detona la conclusión incluida como título del post. Tal vez el “gordo” nunca perdió sus convicciones, pero ya no recibe a guerrilleros en su casa. Santucho murió hace treinta años, y hoy en día muchos no tienen idea de qué trataban esas organizaciones político-militares.

El 19 de julio se cumplió el trigésimo aniversario del asesinato del líder del PRT-ERP, el santiagueño Mario Roberto Santucho, y de casualidad encontré en el noticiero de América TV un informe que prometía desentrañar qué pasó con el cuerpo de Santucho. Abatido en un departamento de Villa Marteli cuando ya estaba prácticamente despidiéndose rumbo a Cuba, su cuerpo fue tomado por el ejército y nunca se supo qué fue de él. La investigación no resolvió este enigma, pero sobre todo, a pesar de haber sido dividida en dos emisiones, no llegó a cumplir con la propuesta básica, la de explicar quién era Santucho.

El conductor, Guillermo Andino, utilizó la palabra “terrorista” para referirse a él, equiparándolo así con alguno de los líderes fundamentalistas que abundan hoy en día. Y no sé hizo el mas mínimo recuento de la historia y desarrollo del PRT-ERP, del cual se podía indicar al menos que se trataba de una organización política, de vasta inserción popular, que en un momento tomó la iniciativa armada. A diferencia de la idea que uno tiene de un grupo guerrillero, el PRT no nació con la intención de utilizar la violencia como primera y única alternativa. Aunque ya esta breve aclaración parecía demasiado compleja, o innecesaria en el tono casi sensacionalista con que era presentado el informe.

Seguramente Canal 9 no debe haber hecho la más mínima mención a este tema. Y si bien las intenciones del noticiero que sí se encargó no era la de realizar un balance histórico, con sus omisiones se ubica en la misma línea de condena hacia esos singulares movimientos que tuvieron un fuerte protagonismo en la sociedad de los 60s y 70s en Argentina. ¿Quiénes fueron? ¿Por qué hicieron lo que hicieron? ¿Por qué tantas personas que podían haber llevado una vida “normal” eligieron tomar las armas y sacrificaron su integridad en pos de un objetivo tantas veces calificado de “utópico”? Las preguntas básicas que hasta ahora los medios esquivan, perdiéndose así el inicio de un análisis profundo pendiente. En ciencias sociales el tema se viene planteando cada vez más, no sólo por parte de historiadores y sociólogos sino de sus propios protagonistas, aunque como en tantos otras áreas, el público masivo, “la gente” como gustan definirlo en los noticieros, no puede siquiera acercarse.

La Teoría de los Dos Demonios sigue teniendo una gran fuerza a la hora de formar la opinión pública, inclusive hace poco vi que una legisladora de apellido Guinzburg la invocó a garganta pelada en el Congreso de la Nación para que no olvidemos que “la subversión asesinó a militares”. El rico debate que se abrió con el libro “Nunca Más” a su vez cerró otro igual de necesario al invocar en su introducción esa figura de dos fuerzas que se combatían mutuamente, desencadenando la violencia en el país. Es muy fácil refutar esta idea, por empezar cuando nos referimos a la última dictadura militar estamos ante una violencia estatal de proporciones inauditas, que tuvo antecedentes igual de macabros mucho antes de marzo de 1976. Mientras que los grupos armados guerrilleros se originaron en gran parte como respuesta ante la ilegitimidad de los gobiernos militares que siguieron al golpe de 1955, y se constituyeron en muchos casos como grupos de estudio y discusión ante esta situación. Con una gran inserción y apoyo en fábricas, barrios, ingenios, etc., llegaron a la opción de la lucha armada recién luego de varios años de práctica política, tal el caso del PRT-ERP. Como dato llamativo, encontré episodios tanto dentro del ERP como en las FAL, donde ataques armados fallaron o fueron abortados porque se quería evitar derramamiento de sangre, por ejemplo nunca disparaban contra colimbas.

La situación extrema de censura y ocultamiento de la represión y crímenes se dio durante el Mundial de Fútbol de 1978, el gran evento utilizado como propaganda a favor de la Junta Militar (como respuesta Montoneros lanzó en ese mismo momento toda una serie de incursiones cuyos resultados obviamente fueron omitidos por la prensa). Aunque ahora los métodos de silenciamiento de un tema como el de la guerrilla son más sutiles. Simplemente se evita discutir críticamente el tema.

La consigna de “Liberación o dependencia” movilizó a miles de almas. No muchos años después, la dicotomía era “Bilardo o Menotti”.

Exequiel

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